Y cuando las luces de la sala se enciendan, te darás cuenta de que tu vida nunca más será como antes, te darás cuenta de que en algún momento del metraje toda tu existencia dio un cambio de 180 grados, todo tu ser se transformó por completo. Y cuando cruces la sala y salgas a la realidad, no serás ni si quiera la sombra de la persona que entró 130 minutos antes. Comprenderás que Elio y Oliver te acompañarán para siempre, pero también lo hará su banda sonora, su fotografía, su suavidad, su dulzura a la hora de expresar los sentimientos más puros, su verano del 83.
Desearás verla una y otra vez, estudiar cada matiz, cada palabra, cada plano, diseccionar con mimo cada uno de sus gestos, pero sobre todo desearás volver a ese primer amor, recuperar esos veranos de inocencia, de descubrimiento, de cuando todavía había primeras veces, de cuando todavía no era demasiado tarde para nada.
Y soñarás con que en algún momento de tu vida alguien te susurre al oido «Call me by your name and I´ll call you by mine» y entonces, solo entonces te darás cuenta de que todo tiene sentido. Y tendrás esos veranos del 83 y recuperarás esa inocencia y volverás a ese primer amor y recordarás que «But to feel nothing so as not to feel anything, what a waste!»